La Seleccion de Ramon

lunes, julio 03, 2006

Futbol, institucionalidad y politica

A la Argentina le ha costado siempre encontrar estabilidad institucional. Sin entrar en detalles políticos, esta claro que para Argentina es casi una novedad tener mas de 20 años continuos de democracia. Pero la continuidad institucional no basta, con la democracia no se come, no se cura no se educa. A la continuidad democrática, a la alternancia política, Argentina no ha sabido darle continuidad de políticas.

En el fútbol argentino pasa lo mismo.

Desde antes del comienzo del reinado de Don Julio I, se instituyo que un director técnico de la selección debía durar 4 años en el cargo. Y esto ha sucedido salvo en este ultimo periodo donde Bielsa renuncia en el 2004 y le deja sus dos últimos años a Pekerman.

Sin embargo, esta continuidad institucional no ha sido acompañada por una continuidad de políticas, o al menos no lo suficiente o no por suficiente tiempo aun. Es decir, en estos mas de 30 años de “orden” no se ha definido aun a que juega la selección argentina.

La sucesión de directores técnicos sin duda debería significar jugadores que salen, jugadores que entran, además no siempre se dispone de jugadores de las mismas características; podría significar cambios en la forma de organizar al equipo en la cancha, léase 4-3-1-2 o 3-3-1-3 o 5-3-1-1 o lo que sea; pero de ninguna manera debería significar un cambio en el concepto de juego, en la filosofía, en “la nuestra”.

Supongo que nada mas polémico que “la nuestra” pero es polémico porque hemos venido cambiando el estilo de juego desde que yo tengo memoria. Entre técnico y técnico y aun dentro de los procesos de cada técnico.

Digo, el tema no es si jugamos con dos laterales y dos centrales, o con dos laterales volantes y tres centrales, con un cinco o dos, con dos mediapuntas o un enganche o un enganche y un media punta o dos enganches. El tema es a quien elegimos para ocupar esos puestos. No es lo mismo que juegue el Negro Caceres a que juegue el Flaco Schiavi, aunque ambos ocupen el mismo puesto. No es lo mismo Tevez de centrodelantero que Palermo.

En términos generales el Flaco Menotti prefería jugadores defensivos fuertes (por eso la proliferación de centrales en la defensa) con cabezazo y jugadores ofensivos con buen pie, como podría ser Ramon Diaz como 9. Y prefería jugadores que hicieran correr la pelota a jugadores que corrieran ellos, caso Ardiles. Importaba hacer correr la pelota, tocar, llegar desde el control de la pelota.

Vino Bilardo y, si bien en general utilizo jugadores defensivos parecidos a los de Menotti, eligió jugadores con mucha dinámica (corredores) para el resto de la cancha. Tal vez la gran excepción haya sido Burruchaga que si bien tenia dinámica además era un tipo de gran técnica. Y el Diego, claro esta, no cuenta. Importaba correr, marcar, cerrar los caminos del rival y después… bueno, Diego se arregla adelante.

El gran engaño de estos dos procesos es que ganamos dos campeonatos del mundo, lo que hizo pensar que de ambas maneras podíamos llegar a alguna parte. Mi sensación es que ninguna de las maneras realmente he sido buena. El primer mundial lo ganamos de locales y de ninguna manera el equipo revalido lo hecho en el ’78 durante el ’82. En el ’86 teníamos al Diego a pleno y cuando en el ’90 el Diego no estuvo a pleno quedaron claras las limitaciones del esquema de juego.

En esta lógica pendular, de ahí pasamos al “lirismo” de Basile. Si bien con Basile jugaron Simeone (casi un símbolo de esa selección) o Ruggeri, después Basile agregaba marcadores de punta jugadores (como Carlos Enrique o la Hormiga Diaz), jugo con un cinco de distribución (Redondo). Lo importante era “la nuestra”. Y nos comimos 5 contra Colombia (que hizo “la nuestra” mejor que nosotros) y hubo que llamar al Diegote salvador y nos cortaron las piernas y etcétera etcétera.

Lo notable es que en realidad ninguno de esos equipos “funciono” realmente. El equipo de Menotti tuvo algunos partidos notables (el 3 a 1 a Holanda en el ’78, el 4 a 1 a Hungria en el ’82) pero nunca encontró regularidad.

Bilardo perdió todo lo que jugo salvo el ratito brillante del Diego en el ’86. Llego a la final del ’90 gracias a los palos del partido con Brasil, el bidón de Branco y después colgados de las tetas de Goicoechea.

Y con Basile casi nos quedamos fuera del ’94. Tocaron esos dos partidos iniciales buenos con el Diego en la cancha, el Diego quedo afuera y perdimos los dos partidos siguientes.

Me parece que aquí hay que hacer un alto. Me parece que después de Basile la lógica pendular se vuelve menos contrastante. Passarella arma un equipo nuevo pero después incorpora jugadores de la época de Basile, Bielsa parte del equipo de Passarella y solo realiza la renovación después del 2002 y Pekerman hereda ese ultimo equipo de Bielsa con la única gran variante de reemplazar la “verticalidad” de Aimar por la “horizontalidad” de Riquelme.

En paralelo con estos últimos 3 procesos, se produce una continuidad en el trabajo de juveniles y los equipos empiezan a jugar mas parecido de una generación a otra, empieza a quedar claro que clase de jugadores son los que juegan en la selección argentina y los resultados comienzan a darse.

En las tres últimas clasificaciones al mundial pasamos cómodos. De nuestras tres participaciones mundialistas quedamos dos veces en octavos (entre los 8 primeros) y tuvimos solo el fracaso del 2002. Jugamos dos veces en los juegos olímpicos y salimos sub-campeones y campeones. Y fuimos sub-campeones de la última Copa América siendo el mejor equipo.

Son estadísticas que hablan de cierta continuidad y si uno mira los jugadores a lo largo de estos últimos 12 años ve la misma continuidad. En el estilo, en la forma de juego. Un rescate de aquello en lo que los jugadores argentinos son mejores que los de otros países. La buena técnica (solo superada seguramente por Brasil) plus cierto orden táctico que no asfixie y cierta presencia (huevos queda feo) sobre todo en los jugadores defensivos.

Es suficiente? No, nosotros queremos salir campeones del mundo cada cuatro años, pero para que esto sea posible hay que darle cierta continuidad a la idea de juego, mantener la estructura de juveniles. Con otros cuatro años de continuidad en el estilo futbolístico tendremos mas chances en Sudáfrica de coronarnos campeones.

Remarcar lo anterior tiene que ver con esto. Entender donde las continuidades nos llevaron a buen puerto se hace necesario para mantener lo bueno de los ultimos procesos y mejorarlo. Si ahora decidimo que Pekerman es un “lirico” y que para ganar mundiale hay que ser un obsesivo-compulsivo vamos a volver atrás 12 anios de trabajo.

Si en cambio entendemos que lo bueno y lo efectivo de los ultimos anios tiene que ver con el control de pelota, con el cuidado y la circulación de la pelota, y dejamos de jugar solo en quinta (como con Bielsa) o solo en segunda (con Pekerman) para utilizar la caja de cambios y la repentizacion, entonces…

Volveremos, volveremos, volveremos otra vez…